YA NO NOS FELICITAN…
Hace ya algunas semanas que no recibimos muestras de afecto, deseos de prosperidad y algún que otro regalo comercial que nos animaba a seguir contentos y recordar a nuestro proveedor que insiste en que nos aprecia de manera especial.
Buena costumbre navideña ésta de comunicarse para proporcionar estímulos positivos. De hecho, nadie se engaña y sabe que estos mensajes y obsequios responden a un lícito interés de mantener la presencia de una determinada empresa en la mente del directivo, que decide elegirla como aliada en su tarea. A pesar de ello es interesante ver como se destina gran cantidad de esfuerzo para desear felicidad.
Una empresa decidió enviar un extraño christmas en el que decía: “En estas fechas no queremos desearles nada especial…” Al dorso y en la letra pequeña indicaba que durante todo el año estaban preocupados por ofrecer un servicio al más alto nivel y pensaban que ello conducía a proporcionar un mejor estado de ánimo a sus clientes… No iban a realizar nada particular estos días salvo minimizar sus vacaciones para seguir proporcionando un buen servicio.
Es una anécdota y por descontado el pensamiento de algún creativo de comunicación que cumplía con su obligación.
En el caso opuesto, recuerdo haber recibido un obsequio de una firma que me amargó la tarde. Mi contrariedad radicaba en la reacción que me provocó. Si aquella empresa destinara sus recursos y esfuerzos a realizar correctamente su trabajo en lugar de enviar aquellos maravillosos presentes evitaría muchos ratos infelices.
Nuestra revista pretende ofrecerles un breve tiempo de reflexión. No sabemos si les procurará alguna alegría empresarial pero si les hacemos pensar en la posibilidad de mejora de su propia actividad no les habremos proporcionado paz… Ustedes disculpen.