SEIS…, ¿ESTÁS SEGURO?
-Dropar a la distancia de un palo sin acercarse ….
-No hace falta que me leas el reglamento. Ya lo sé. Además Alberto, lo lees como si me controlaras.
-Yo lo hago por ayudar…
-No, si ya sé que quieres ayudar pero, perdona que te lo diga, parece que me vigiles.
Eso de los campeonatos no sienta bien a todo el mundo. Algunos golfistas aficionados están tan preocupados por su resultado que no disfrutan del placer de la competición. A otros, en cambio, con tal de competir y poder ganar a alguien, ya les basta.
Don Alberto es de estos últimos. Se trata de ganar algo. Tiene tentaciones de equivocarse en las propias sumas y hace esfuerzos por tener amnesia temporal y olvidar algunos golpes cuando canta su resultado al compañero. La extrañeza que demuestra la mirada de su colega es explícita.
-¿Seis?,¿Estás seguro?… Joaquín piensa que para hacer seis golpes no le hacía falta ir dando tumbos por el campo y perderse en el río buscando la bola…
En el hoyo dieciocho se atreve a hablar: Alberto ¿no eras Director Comercial? Pareces especialista en “contabilidad creativa” porque tus números no crecen en la misma proporción que los míos y … Le interrumpe Alberto,
-Joaquín, el juego, para ser eficiente no es preciso que sea bello. La espectacularidad está reñida con el éxito. Tus golpes son preciosos tu gesto está teñido de una belleza plástica y tu movimiento es siempre harmónico, pero es el juego estratégico lo que consigue el logro…
Joaquín, sudoroso por el esfuerzo se queda atónito y sin respuesta.
Además, continua Alberto, piensa que te he perdonado dos golpes de penalización por poner la bola en el tee del ocho demasiado adelantada…
-Bueno, esto ya es demasiado, encima tengo que darte las gracias.
-No, no es eso. Sólo quiero que veas que soy tolerante.
Joaquín no contesta. Piensa que ha venido a divertirse y que, en la vida, todos actuamos en sus diversas facetas de manera parecida. Si eres capaz de hacer trampas y encima dar lecciones de ética y norma a los demás, lo harás también en las otras circunstancia que la vida te lo permita. En el trabajo, con tus clientes, con tus jefes y subordinados, con tu familia…hasta con las señales de tráfico.
Las personas, piensa Joaquín, somos una unidad y nuestro comportamiento en el deporte es el fiel reflejo de nuestra personalidad y nuestros valores como individuos. Ocurre, no obstante, que en algunas circunstancias de la vida estamos muy coartados, no tenemos libertad real de actuación, dependemos de otros y no podemos transgredir.
En el juego, este noble juego en el que la integridad y el fair play son la norma de conducta que se les supone a los golfistas, afloran los verdaderos valores de la persona.
-Que le vamos a hacer Alberto, te apunto seis, me has ganado y, además, te pago la cerveza por mi birdee.