Nuestra actividad de consultoría ha sido siempre consecuencia de la demanda que nos hacen llegar las empresas y los profesionales. También es consecuencia de la motivación por el conocimiento personal, causa y efecto de nuestra actividad docente o de las diferentes publicaciones.
Se basa, principalmente en aconsejar sobre problemas de dirección, temas de comunicación y hacer de interlocutores de las empresas para ser el contrapunto de las reflexiones que hacen los directivos.
Habitualmente las decisiones que tomamos están en la línea de ayudar a que se cumplan nuevos desafíos o la implantación de sistemas de trabajo a todo el colectivo afectado, mediante la transmisión de determinadas ideas.
No pretendemos dar lecciones magistrales ni soluciones mágicas a cuestiones que conocen más que nadie los propios directivos. Nuestra actividad es dar una pauta de análisis, una cadencia de trabajo, para que se adopten las mejores soluciones posibles, y, como consultores externos, implementarlas.
Nuestra actividad docente en las universidades y en las escuelas de negocios nos acercan a los mejores profesionales. Por ese motivo, las áreas en las que podemos actuar son muy amplias ya que contamos con una red de colaboradores para hacer de la consultoría una herramienta útil.
La selección de personal directivo, la dirección de equipos, la elaboración de planes de desarrollo personal, la ayuda en la elaboración de planes de comunicación interna… son actividades importantes en nuestra acción profesional.
Esta es nuestra forma de entender la colaboración en el área de consultoría.
