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ROAST BEEF

  |   En hores d'oficina, Elvira i Don Alberto

– ¿Don Alberto?, perdone que le moleste, su esposa al teléfono… dice que es importante.
Siempre era importante, ¡para ella claro!
De no enfatizar el tema, la secretaria, filtrando como Dios manda las llamadas, decía que estaba reunido ya que realmente lo estaba.
Don Alberto siempre está reunido. Hasta consigo mismo.
Fue fantástico lograr la Dirección Regional de la Compañía. Ahora sus llamadas conseguían tres filtros. La telefonista general, la del departamento y la de Elvira, su nueva y flamante secretaria.
Dicen las malas lenguas que la importan de un ejecutivo se mide por la cantidad voces femeninas que preceden a su contestación telefónica. E1 tiempo de espera, entre u y otra voz, equivale a la imposición de “galones” que se disfrutan en cada conversación. Si el interlocutor no conoce el número directo su secretaria y consigue llegar a la voz de d Alberto, lo hará exhausto y ya ha olvidado primera “frase de choque” que tan bien enseñaron en aquellos cursos de agresividad comercial.
-¿Alberto?, vienen a cenar los Méndez.
¿Qué te parece mejor… ensaladas y roast beef o picoteo y algo de pascado?…
-¿Los Méndez? … pero si hoy me he cruzado con él y no me ha dicho nada… Además me está buscando para pedirme…
-¡No, si no lo sabe!… Me he encontrado su mujer en la peluquería y ha insistido en q nos viéramos… Y como hoy no teníamos canguro…
-¡¡Qué latazo!! No sé, ¡allá tú!… Ahora no me hagas pensar en esto, estoy en una reunión…
– Bien, no tardes. La cena será a las nueve y media.
– Perdonen, señores, las mujeres ¡ya se sabe!típica frase machista de la cual se arrepintió de inmediato ante las sonrisas de sus interlocutores, relajados en sus sillones y con una expresión de complicidad de clase… de clase masculina, claro.
La discusión de aquella tarde giraba en torno a los nuevos objetivos del ejercicio. Don Alberto, con sus cuadros numéricos y sus gráficos de impacto, era el responsable de transmitir la viabilidad de las cifras futuras. Los demás, con sus listas de objeciones, estaban ávidos de verter sobre la mesa mil y un argumentos contra la “utopía” del nuevo director.
-Elvira, ¡no me pase más llamadas! …
Acto seguido, y con sólo esta frase, se otorgaba una consideración especial a los reunidos. “Ellos eran más importantes.”
La reunión se prolongó hasta pasadas las ocho de la tarde… casi por obligación. Si no se transcurre un cierto número de horas discutiendo las cifras, que finalmente sólo habían sufrido ligeros retoques contemporizadores, parecen no asumirse por toda la organización.
Como colofón, Don Alberto tenía preparada una frase de efecto… Parafraseando a Churchill dijo: “Que cada uno se limite a cumplir con su deber y hundiremos el mundo.”
Los reunidos respondieron con una mirada de absoluta indiferencia y el nuevo Director Regional dio por acabada la sesión.
– Ya en el coche y de camino a casa pensaba en que las frases preparadas no siempre tienen éxito. Se había equivocado, podía haber dicho aquella de Pogo: “Acabamos de reconocer al enemigo y el enemigo sumos nosotros…” ¡No!, hubiera sido contraproducente un inicio de gestión acusador.
Queremos impresionar, pensaba, éste es el as problema… y ahora los Méndez… seguro que se habrá roast beef… qué latazo… como siempre

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Roast Beff 2